NHEER: Capítulo 6

Despertó con el recuerdo de aquel beso que lo hizo inmensamente feliz. Rió levemente impresionado por lo contento que había despertado esa mañana, como hace mucho tiempo no lo hacía. Aun acostado peinó su cabello con sus dedos para despejar su rostro.

Vio la hora verificando lo temprano que se encontraba despierto, por lo cual se dispuso a rememorar todo lo que había sucedido entre ambos, que sin duda marcaba un gran avance en su prohibida relación. El temor de perderlo, la discusión por el egoísmo de ambos, nuevas confesiones y una declaración que confundió aun más a Naruto, la cual dio paso al ansiado beso que terminó por unirlos.

Le extrañaba no tener sueño, antes de acostarse supuso que amanecería totalmente cansado pero era todo lo contrario, incluso se sentía rejuvenecido. Nuevamente Naruto apareció en su mente acelerando su corazón, sus sonrisas, sus abrazos, sus besos.

—Lo hace bien…

Deseaba revivir el momento, tanto que le desesperaba no tenerlo a su lado. La presencia del doncel se estaba haciendo vital en su vivir diario.

—Maldito amor.

Aunque el maldijese ese fuerte sentimiento estaba muy lejos de odiarlo, le agradaba saber que amaba intensamente, quizás en un inicio fue molesto y después doloroso, pero en esos instantes Naruto le daba una pequeña esperanza de la cual se aferraría. Amar le hacía sonreír, le calmaba y lo envolvía en un cálido ambiente que no conoció jamás.

Luego de tener ese romántico encuentro donde tuvieron un contacto semejante al de una pareja, Sasuke y Naruto permanecieron apoyados sobre la pared del edificio experimental, siendo el doncel abrazado por Sasuke que rodeaba sus hombros y Naruto sujetando la ropa que se situaba en la cintura de Sasuke, pensando en el compañero que acogían en sus brazos. En ese estado se mantuvieron varias horas hasta que Sasuke consideró que no sería apto estar más tiempo en ese lugar debido a las múltiples actividades que debían realizar y la posibilidad de contraer alguna enfermedad. El doncel, concordando con el varón, se dirigió a su edificio habitacional seguido por Sasuke, que fuera de este se cercioró de estar completamente solos y al asegurarse de aquello se despidió besándolo de improviso, que luego de un corto lapsus de estupor agarró fuertemente las solapas del abrigo de Sasuke y lo atrajo aún más a su cuerpo, impidiéndole que finalizara el beso.

A Sasuke le fascinó la timidez con la que lo observaba Naruto, incluso después de compartir unos cuantos besos más. Al menos durante diez minutos el doncel no soltó la prenda de Sasuke, y el varón azabache no le preocupó tal conducta, le alegraba saber que Naruto no deseaba verlo marchar.

Ya comprendiendo que no podían extender más el momento, Sasuke le prometió volver pronto y acarició tiernamente el cabello rubio, causando el cierre de los ojos de Naruto, que totalmente relajado se entregaba a los toqueteos. Al ya no sentir las manos del varón, Naruto debilitó el agarre de sus manos sobre el abrigo, permitiendo que se deslizara rápidamente. Vio el cuerpo de Sasuke caminando con elegancia hacia la salida, donde finalmente desapareció de su vista.

Con su antebrazo izquierdo cubrió sus ojos obstruyendo el trayecto de la luz solar mañanera, volteó sobre su eje y corrió completamente las cortinas para luego abrir la ventana y aspirar el descontaminado aire del que gozaba la ubicación de su casa. Se alistó para iniciar un día con muchas actividades administrativas con respecto a la región, labor de la cual se encargaba exclusivamente su clan. Sorprendió a sus empleados con sus cordiales saludos y olvidó reprocharles por algún descuido en el mantenimiento de su hogar.

La vida hasta ese instante le parecía maravillosa, y aumentaba esa visión de sólo recordar a Naruto y el progreso de su conquista.

Estar encerrado en la oficina de su casa revisando documentos fue la rutina que efectuó durante dos días, papeles y carpetas acumuladas sobre su escritorio por el descuido en su trabajo ocupaban todo su tiempo, ni siquiera se dirigió al comedor a alimentarse adecuadamente, quería terminar luego esa labor para despejarse un poco de informes y archivos.

Llegó el día domingo, donde decidió faltar a sus obligaciones y escaparse de los mensajes de sus empleados. Hace tres días que no veía a Naruto y ya comenzaba a intranquilizarse por su ausencia.

Una situación bastante extraña ocurrió ese domingo: los guardias le prohibieron el acceso. En un principio le pasmó que le negaran el paso los  encargados de seguridad, sin embargo la seriedad que ocultaba su enfurecimiento actuó enfrentándose contra aquellos que le impedían ingresar. Al ver que no podía hacerlos cambiar de opinión utilizó la desagradable táctica de amenazas, las cuales no eran sus preferidas ni le parecían justas pero sí eran efectivas.  A penas se movieron los guardias Sasuke avanzó empujándolos levemente, sin siquiera voltear y disculparse. Supo, al ver a tantos jóvenes de llamativas características rondar por los jardines, que aquella tarde la destinaban para reunirse lejos de los edificios.

Contempló el paisaje hallando enseguida  a Naruto, sentado sobre el césped sumamente tranquilo, al parecer bastante relajado del ambiente en el que se encontraba, no deseaba perturbarlo ya que disfrutaba verlo en esa inusual condición pero le apetecía compartir tiempo a solas, gozar de su compañía en soledad.

Las miradas se dirigieron hacia él, sin disimulo alguno. Se ubicó frente a Naruto, provocando que su sombra cubriese su cuerpo.

—Naruto.

Sasuke juraría haber visto felicidad expresada en las facciones de Naruto.

—Sasuke.

Nadie le haría creer lo contrario. Naruto se había emocionado al verle.

Se levantó mientras limpiaba sus pantalones y removía hojas secas. Persiguió con su mirada la mano de Sasuke que sacaba de su cabello un pétalo blanco y se lo mostraba, la tomó intentando que su torpeza rompiese el frágil fragmento de una flor.

—Naruto.

La supuesta pareja giró sus torsos para observar al dueño de tal grave voz.

—Gaara.

Sasuke se dignaba a ver el intercambio de miradas y gesticulaciones que hacía Naruto. Luego de tal peculiar comunicación que claramente sólo ellos comprendían, el rubio doncel le pidió a Sasuke que fuesen a un lugar más privado.

—¿Gaara es tu amigo? —Preguntó Sasuke.

—Es mi mejor amigo, lo conozco desde siempre.

—Me impresiono que fuese capaz de entenderte con esos gestos raros que hacías.

—Si, bueno -Rió con nerviosismo—. Gaara ya sabe que significa cada cosa que hago.

Cuando se encontraron ocultos de los curiosos donceles, Sasuke se atrevió a tocar la mano de Naruto, causando el alejamiento de su extremidad.

Quiso burlarse de sus sonrojadas mejillas, pero ya suficiente vergüenza era ser presenciado. Con agobiante calma el varón aproximó  su rostro al del doncel, que fruncía el ceño por el juego que realizaba Sasuke. Ya harto de sus acciones tocó sus labios produciendo el típico sonido de un beso corto.

Como si no fuese suficiente, Sasuke aprovechó su vulnerable estado para molestarlo y tal vez, librarse de dudas.

—Creí que me odiabas —Confesó—.¿Acaso ya no es así?

—Lo hago Uchiha.

—Puedes decirme Sasuke.

Naruto abrió su boca en señal de querer decir algo sin embargó no lo hizo, volvió a desviar la mirada incómodo por la cercanía de Sasuke, y de no hacer algo para alejarlo. Comenzaba a detestar el permitirle ciertas cuestiones al varón.

—Sasuke idiota.

Suspiró satisfecho.

—¿Sucedió algo acá?

—¿Por qué preguntas?

—Sólo responde Naruto —Pidió.

—Nada de nada —Contestó—.Todo está igual.

El mayor asintió y avanzaron en silencio.

Intentaba comprender por qué le prohibieron el ingreso al recinto, no se realizaron actividades exclusivas, los días domingos eran como cualquier otro día, era un personaje importante en el gobierno de la región y poseedor de todos los derechos existentes, y uno de ellos era acceder a todas las instalaciones. Pertenecía a la familia más influyente y destacada de la región, por lo cual las negaciones no los afectaban.

Después se preocuparía de desenmascarar los motivos de la seguridad del recinto.  Naruto lo acompañaba, alejado por un metro de distancia aproximadamente, nervioso por el recuerdo de haber congeniado con aquel hombre al cual le guardaba un indestructible desprecio, o al menos eso sentía en un pasado.

Por mucho que quisiese gritarle a Sasuke que nada había cambiado, que la situación de odio continuaría, ya no se creía capaz.

En vez de averiguar hechos para incrementar su rencor hacia el clan Uchiha, buscaba razones para no involucrar a Sasuke. Él era la excepción, desconocía las horribles decisiones de su familia, anhelaba hacerlo feliz y le prometía amor, Sasuke nunca fue contribuidor en su sufrimiento.

Inconscientemente Naruto apretó entre sus dedos la manga de la camisa de Sasuke. El varón calló, no necesitaba interrogarlo ni deseaba molestarlo, su querido doncel lo sujetaba con excedida fuerza, al punto de romper la tela atravesándola con sus dedos.

—¡Perdón! —Exclamó—. Ni me di cuenta… lo siento.

—No importa.

Sasuke remplazó la dañada manga por su mano, inquietando a Naruto.

—Espero que no tritures mi mano, tonto.

—¡No me provoques! ¡En un segundo podría destrozar tu mano, las dos si quieres!

—Y después no podrás tomarlas, ¿eso quieres?

En vez de apretar su mano, pisó con moderada fuerza su pie, gozando del quejido de dolor puro.

La tarde transcurrió entre juegos, bromas y confesiones de infancia. Naruto se mofaba de las aburridas vivencias de Sasuke,  donde desde pequeño fue educado y obligado a comportarse como un adulto, en cambio Sasuke escuchaba silenciosamente las historias relatadas por el doncel, que eran contadas de una forma tan detallada que provocaba admiración.

Cada uno descubría historias y sueños, Sasuke de aquel doncel que en un inicio se negaba a ser amigable y lo trató con desprecio, los cuales llamaron su atención y lo llevaron a sentir lo que regocijaba su alma, Naruto de aquel miembro del clan Uchiha que se comportaba con prepotencia e ingresaba en su vida, que lo hizo experimentar sensaciones y sentimientos que jamás creyó que sentiría en la región.

Sentados detrás del edificio experimental conformaron un lazo del cual Naruto todavía quería negarse, incluso sabiendo que ya no podía.

Sasuke le comunicó a Naruto que debía hacer algo con urgencia, por lo cual ya era momento de marcharse. Sin exigirle explicaciones lo despidió con palabras que a Sasuke le parecieron pobres y las cambió por un beso, que debía alcanzar los labios de Naruto de no ser por el movimiento de su cuello, causando que su mejilla recibiese el contacto. Sonriéndole por el rechazo se retiró del recinto, sin enterarse de que Naruto sonreía igual que él, avergonzadamente feliz por el nuevo encuentro.

El joven varón encaminándose a la mansión de su padre se preparaba para realizar una petición que el reglamento impuesto por su familia rechazaba. Tenía más que claro lo arriesgado que sería enfrentar a su padre para llevar a cabo sus deseos, pero ansiaba tanto que su cumplieran, por él y por su amado doncel, que haría todo lo posible para conseguirlo.

Optó por ser más educado y presentarse ante el secretario, no para obtener puntos a su favor, sino que prefería ahorrarse escándalos por su conducta de la que su padre ya debía estar harto. Trató relajarse un poco y con autentica seriedad entró al despacho.

—Me alegra que al menos avisaras tu llegada, Sasuke.

Caminó lentamente, observado por su padre. Pensó en sentarse o decir la petición de pié, también en si darle vueltas al asunto o comunicarlo enseguida.

Al no poder avanzar más por el gran escritorio que lo separaba de su padre posó ambas manos sobre la madera. Fugaku intuyó que sería un asunto  complicado de tratar.

—Padre, quiero que me agregues en el listado de candidatos para ser pareja del doncel Naruto Uzumaki.

 

 

ff.net nuevamente me arruina la vida e.e

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