NHEER: Capítulo 1

En el instante en que sus ojos se toparon con los de ese doncel, nada siguió siendo lo mismo.

Apretó entre sus manos la madera en la que posicionaba sus antebrazos de la cómoda silla en la cual estaba sentado, se recargó sobre el respaldo de esta producto de la impresión y su visión siguió cada uno de sus pasos. Tenía entendido que el descontrolarse con sólo contemplar a alguien y que tu corazón se agite son señales de experimentar el amor a primera vista, pero al reflexionar recordó que simplemente era una reacción química, por lo tanto no es eterno y no debía darle la importancia necesaria.

Sin embargo es imposible apaciguar las sensaciones que embargan a los afectados, cualquier persona es incapaz de mantener tal razonamiento si un nuevo sentimiento ciega el juicio.

Todo cambia.

En total eran 34 donceles, todos silenciosos, todos inexpresivos a excepción de aquel ser que lo había cautivado. Ese muchacho sonreía sin importarle quebrantar las reglas impuestas por la familia principal de la región, analizaba su entorno con indiscreta curiosidad.

El director del recinto donde vivían los muchachos indicó que era momento de la presentación personal. Sasuke ignoró cada discurso dado por los jovenes, prefirió examinar las características físicas que poseían en común aunque al ser miembro del clan Uchiha, el clan que reinaba en aquella zona, conocía a la perfección todos los detalles que involucran a los donceles.

Pero era la primera vez que veía uno en persona.

Comprobó la veracidad de los escritos en sus libros. Los jovenes que ingresaba en la categoría de «doncel» gozaban de unas preciosas iris, verdes, grises, cafes, violetas…

Azules, intensos ojos azules.

Cada habitante era capaz de identificarlos, ya que los donceles -además de las mujeres que podían tener cualquier color- eran los únicos que no tenían iris de color negro.

La voz escandalosa y entretenida de un muchacho rubio lo distrajo de su tarea, concentró toda su atención en el maravillandose por el solo hecho de escucharlo.

-¡Mi nombre es Naruto Uzumaki! y tengo diesiciete años-

La severa mirada que le dedicó el director le obligó a inclinar su cuerpo, haciendo una reverencia.

El resto de la jornada transcurrió con normalidad, cada doncel estaba rodeado de cinco a diez individuos que los interrogaban. Era todo un misterio lo que corría por sus mentes, además varios varones ya mostraban preferencias.

Sasuke buscó en el amplio salón a Naruto, luego de unos minutos caminando por el lugar lo encontró, hablaba efusivamente con seis jovenes. Las mujeres al parecer no les interesaba interactuar con ellos. Al dirigirse hacía él los hombres que le hacían compañia se despidieron rápidamente y se marcharon, Naruto extrañado por el repentino termino de la conversación imitó el gesto.

Era de conocimiento local que cuando un Uchiha se interesaba por algo no se debía intervenir, y es que eran escasas las ocasiones en las que los miembros de la familia principal actuaban de tal manera. Además Sasuke no tenía un caracter agradable, era mejor ahorrarse posibles conflictos.

Naruto observó al adulto joven de cabellos oscuros acercarse, como dictaban los modales de los donceles -aunque detestaba seguirlos- debía inclinarse ante todos los varones y damas, le resultaba ofensivo. Sasuke ladeó la cabeza.

-Sasuke Uchiha.

Se sorprendió al saber que su nuevo acompañante era un importante personaje. Sólo había escuchado su nombre en el recinto donde lo describían como un significativo miembro de la administración de la región, por lo cual significaba un gran honor tenerlo al frente pero el doncel no pensaba del mismo modo.

-Naruto Uzumaki -Le sonrió-. ¿Podemos ir a un lugar más privado?

El Uchiha, totalmente emocionado pero fingiendo que aquella petición no le impactó, asintió. Le ofreció su brazo. Naruto estuvo a punto de protestar y gritarle que no era una dama, era un varón -con otras cualidades- al igual que él, pero ocultó muy bien su molestia, entrelazó su brazo y lo siguió.

Subieron las escaleras, el bullicio de la celebración se desvanecía dejando en su lugar el encantador silencio, Naruto supo que se dirigían al fantástico balcón que presentaba a sus visitantes la más espléndida vista de la ciudad. Una vez dentro Sasuke cerró la puerta, asegurandose de no ser interrumpidos.

Volteó con lentitud su cuerpo, ansiando charlar con el atractivo doncel pero un fuerte golpe en su mejilla lo hizo retroceder hasta chocar contra la puerta.

-¿Qué…? -Musitó, aturdido por la situación.

-¡No sabes cuanto deseaba hacer esto! ¡Aunque sea a un maldito Uchiha de este lugar!

-Espera, ¿Qué te sucede? -Demandó saber, no entendía el violento comportamiento.

-Claro, aparenta desconocer la realidad. Se que ahora estoy en problemas pero no me importa, no tienes idea de lo bien que me siento -Le sonrió, a pesar de lo enfurecido que estaba-. Realmente deseo que todos ustedes y su maldito pueblo perezcan, corrompidos por el sufrimiento y la desdicha.

-No me has aclarado mi duda, maldito doncel -El ser llamado de esa forma descolocó a Naruto-. Explícate si no quieres vivir el resto de tu vida atrapado en ese recinto.

-Deja de ser tan cínico, estúpido Uchiha. ¿Realmente creeré que no sabes? Si fuese así permiteme burlarme de tí, te han mentido o no confían en ti.

-Quien diría que habría un doncel descarriado. Debieron hacerte algo muy cruel -Supuso con ironía-. Es increible que hayas osado golpearme, tienes agallas.

-Habla como el maldito varón que presumes ser, deja de decir falsedades. Se supone que todo esto es para el beneficio de este lugar, pero haré que se arrepientan de tenerme. Ahora -extendió su mano-, dame la llave.

-¿Quién te crees para darme ordenes? -Tomó fuertemente su muñeca, arrancandole un gemido de dolor-. No lo repetiré de nuevo así que escucha bien mis palabras y responde: ¿Por qué el odio por mi familia?

-No me interesa contestarte -Se removió y caminó hacia la puerta-. ¡Dame la puta llave!

Sasuke, harto de su comportamiento lo empujó, impactando su cuerpo contra la pared, ensuciando la blanca tela del kimono que vestía Naruto, giró su cuerpo y sujetó su barbilla sin delicadeza. El muchacho rubio intentó escaparse del potente agarre, lo único que podía desviar era su mirada.

-¿Crees que podrás marcharte con la gloria de haberme tocado? -Preguntó Sasuke-. Un niño insolente que simula simpatía y sumisión, todo un teatro, déjame felicitarte porque lograste engañarme. Sin embargo eso no durará demasiado.

-¿Qué Sasuke Uchiha? ¿Qué pretendes hacer conmigo? Vamos, ¡demuéstramelo! -Le incitó-. No puedes, ¿cierto? Hazme el favor de no proclamar amenazas, no puedes hacerme daño.

-No te daré la satisfacción de recibir una sanción directamente, ya lo sabes. Puedo destruirte -Presionó su cuerpo, intimidandolo.

-Como tu destruiste a mi familia, ¿cierto? ¡Es la única mierda que saben hacer, malnacidos! -Calmó su respiración, si continuaba esa conversación perdería el control-. Si tanto deseas saber el porque de mis insultos, averígualo.

Sasuke aflojó su agarre, Naruto aprovechó y alejó su cuerpo, luego acomodó su vestimenta. No volvió a observar al Uchiha. Recargó su cabeza sobre la puerta.

-No me importa lo que me hagan -susurró-. Sólo abre esta puerta y déjame salir, después de todo tu familia no te recriminara el hecho de volver solo al salón, yo seré el que sufra las consecuencias de mi irrespetuosa e imprudente actitud. Vamos, abre.

Al notar el decaido tono de voz utilizado y la nostalgica mirada optó por ser amable, no creía que ese doncel estuviese loco y ese fuese el motivo de la reciente situación. Definitivamente investigaría y juzgaría si la causa que impulso a Naruto era razonable.

Se acercó y atrapó su brazo con el propio, al igual que en un principio, ignoró el sobresalto de Naruto y la insistente mirada que solicitaba una explicación.

Sasuke sólo quería evitar problemas, para él y para Naruto.

Abrió el cerrojo y con el la puerta. Cambió su expresión facial a una de inquebrantable calma, el doncel le copió. Volvieron al salón donde varios conocidos y desconocidos les veían, pronto indagarían sobre el resultado del encuentro. Sasuke soltó su brazo e inclinó su cabeza, marcando la despedida, pero antes de marcharse aproximó su boca a la oreja de Naruto.

-Cuando sepa lo que tú no me quieres revelar -murmuró, sólo Naruto debía recibir el mensaje-, nos veremos de nuevo.

Naruto hizo la repetida reverencia y se quedo quieto.

¿Realmente un miembro del clan Uchiha no conocía el atroz acto que habían cometido?

Suspiró, creyendo por un instante que fue incorrecto despertar incertidumbre. Pero ya nada cambiaría.

Al demonio los próximos dilemas causados por el odio que guardaba en su alma, de alguna manera tenía que liberar tanto sufrimiento, necesitaba ver a todos los que originaron su desgracia rogar por sus vidad.

Partiendo por destruir la realidad que vivía Sasuke Uchiha.

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