NHEER: Capítulo 2

Un día después de la presentación oficial de donceles, Sasuke se encerró en la biblioteca de su hogar, aquella que poseía todos los libros relacionados con los donceles.

Leyó y leyó, agotando su cuerpo y volviendo borrosa su visión producto del dolor de cabeza, ordenando a una de las tantas sirvientas que llevase sus alimentos a la habitación, estableciendo que cualquier interrupción sería duramente castigada.

La noche se hizó notar a través de las ventanas, cubriendo el cuarto de una espesa capa de oscuridad.

Golpeó la mesa, desesperado por la nula recopilación de datos.

Seguía desconociendo las palabras de Naruto.

-Mierda -Musitó.

Si la información no se hallaba ahí era porque no la tenía. Ignorando el desorden formado por los libros desparramados sobre la mesa partió a la mansión que habitó en su niñez. Los sirvientes se acercaban con recados, peticiones y tareas sin embargo la prioridad de Sasuke era descubrir la historia que con tanto disgusto mencionó Naruto. El podía hacer y deshacer en la mansión, siempre y cuando respetara las normas dictadas por su padre, por lo tanto los servidores de aquel sitio no detenían su apresurada caminata ni se dignaban a consultarle el motivo de la repentina visita, ni siquiera permitió que el secretario le informara sobre su presencia a Fugaku Uchiha, él, el joven rebelde y prepotente, siempre había actuado de esa manera, arrinconando en su mente los regaños de su progenitor.

-Esa no es forma de ingresar Sasuke -Le reprochó su padre dejando de lado los documentos que revisaba.

-No dirías lo mismo si tuviese siete años -Se dejó caer sobre el sofa.

-Por lo mismo, eres un adulto. Supongo que vienes para confirmarme el trabajo que te pedí.

-En realidad no, no estoy al tanto, pero estoy aquí. Dilo.

-Pronto se llevará a cabo la selección -Sasuke asintió-. Es de suma importancia actuar correctamente, de esta forma evitaremos errores en las investigaciones. Necesito que vayas personalmente al recinto de los donceles.

-Posees decenas de funcionarios altamente capacitados.

-Pero ninguno posee tantos conocimientos sobre donceles como tú, además todos trabajan arduamente en la selección. Sólo los miembros del clan ejecutaran esta tarea.

Sasuke suspiró, descontento por su nueva labor.

-Este es el listado de donceles con los que debes tratar.

Lo recibió y en seguida leyó cada nombre. Sonrió con satisfacción.

Se levantó dispuesto a comenzar su tarea.

-¿Cuál es la razón por la que viniste, hijo?

-Algo sin importancia.

Volteó, apretó la planilla y desapareció del despacho.

El recinto de los donceles se encontraba en los límites de la región, aislado de la comunidad. Era un suedo-pueblo donde circulaban los donceles y algunos funcionarios, si no fuese los los grandes muros que rodeaban el perímetro perfectamente olvidarían que se trataba de un recinto. Estaba completamente equipado para simular adecuadamente el desarrollo normal de la vida de los donceles ya que la salida -hacia la ciudad habitada por varones y damas- por voluntad propia estaba prohibida.

Al día siguiente el muchacho ya pisaba el sector de los donceles. Sasuke ni siquiera se veía en la obligación de presentarle al portero el documento que certificaba la capacidad de acceder a cualquier hora, Sasuke Uchiha era una especie de segundo o tercer lider, lo cual le permitía desplazarse con libertar por todos los lugares existentes.

Le molestaba ser visto con asombro y en algunos casos con admiración, pero no podía evitarlo. Su natural porte altivo destacaba, siendo considerado el centro de atención.

Los donceles en ese horario se encontraban en sus habitaciones individuales, descansando probablemente. El reloj marcaba las cuatro de la tarde, tenía tiempo suficiente para realizar -y disfrutar- bien su trabajo. No siguió el orden del listado, comenzaría por el muchaco ubicado en el puesto número tres.

Sasuke poseía una copia de las llaves del recinto, incluyendo la de las habitaciones, pero decidió no ocuparla.

Despues de todo ansiaba agradarle a Naruto, y es que Sasuke se había enamorado a primera vista, aunque no se permitía aceptarlo.

Golpeó un par de veces la lisa madera, a los pocos segundos la puerta fue abierta dejando a la vista al sorprendido doncel rubio. Temeroso de ser observado por algun trabajador hizo una reverencia. Sasuke sólo lo vio y entró a la habitación, cerrando la puerta con la llave.

-Tienes una manía con encerrarnos Uchiha -En cualquier otra situación lo hubiese dicho con gracia, sin embargo su visita no era de su agrado-. ¿Cumpliendo tu palabra?

-Sientate -Ordenó-. Esto será una especie de entrevista y será mejor que cooperes.

-¿Entrevista de qué? -Sasuke creía que no era el momento apropiado, aunque de cualquier forma terminaría enterándose.

-Para la selección.

-¿Qué es la selección?

-Tu futura pareja.

Fue muy reducido el tiempo de asimilación.

-¿¡Qué? ¿¡Además de tenerme encerrado toda mi maldita vida eligirán mi pareja! ¡Ustedes están locos! ¡No dejaré que decidan mi vida! ¡Maldito tú y tu pueblo Uchiha!

-Si pudiese evitarlo Naruto… lo haría-Le aseguró caminando hacía él.

-¡Mentira! ¡Esto es culpa tuya! No son quienes para manejarme, yo soy dueño de mi vida y no ustedes.

-Esto es para la región, este pequeño sacrificio beneficiará a todos.

-Esta es tu región Uchiha, no me interesa, es más, deseo que no logren prosperar.

Era increiblemente sencillo, Naruto con sólo decir unas cuantas frases conseguía enfurecer a Sasuke. Atrapó entre sus manos sus hombros, estampó su cuerpo en la cama y se situó sobre él. Fue suficiente para callar a Naruto unos minutos.

-Tú, tú y tu maldito discurso me exasperan. Sigo desconociendo el motivo de tu odio hacia mi pueblo, prontó lo sabré y quizas estás en todo el derecho a gritar blasfemias, pero por ahora tendrás que aceptarlo, esta región con todo lo que conlleva es tu nueva región, tu nuevo hogar. Aceptalo.

Naruto sintió el famoso nudo en su garganta, advirtiendole lo que seguiría. Mordió su labio mientras las lágrimas recorrían sus mejillas, otras desviadas por la posición de su cabeza se escabullian en sus dorados cabellos.

-No lo haré, jamás. Ya tuvieron bastante con devastar mi existencia. No te atrevas a ordenarme que aprecie tu región, ella es la culpable de mi infelicidad.

No sabía que hacer, ¿debía marcharse sin haber obtenido la información? ¿debía abrazarlo y calmarlo entre sus brazos? ¿tenía que preguntarle su historia y ofrecerse como confidente?

Su enamoradiza mente le entregaba una y mil opciones, no obstante les parecia tan pobres en aquel momento.

Naruto cubría su rostro con sus manos, los espasmos rozaban los brazos de Sasuke, posicionados a los costados del cuerpo del doncel. Totalmente inexpertó consideró que debía ser delicado, llevó su mano hacia la mejilla marcada por tres lineas.

-¡No me toques!

De un manotazo impidió que lo acariciara, sin embargo Sasuke capturó su mano y la apresó fuertemente pero sin dañarlo.

-Si tan sólo supiese que es lo que provoca tu llanto Naruto.

-Pregúntaselo a tu familia… y cuando sepas su versión cuéntamela, veremos que tan falsos y creativos son.

Limpió y secó cualquier rastro de líquido de su rostro con la tela de su fino chaleco. Sasuke aprovechó el estado de sumición. Tocó su suave rostro, intentando memorizar la textura de su piel. El doncel ni contento ni asqueado por el contacto accedió en silencio, preguntandose por qué Uchiha hacía tales -descaradas- acciónes.

Si no fuese perteneciente a ese clan sufriría una gran penalización.

El contacto físico -más allá de un simple agarre- entre donceles y varones o damas estaba prohibido. En ese momento Sasuke estaba sobre Naruto, infringiendo las reglas, pero los donceles las desconocía ya que mientras los varones y damas las supiesen bastaba. Asimismo lo que sucediese en esa habitación sería un secreto.

Sasuke no deseaba seguir tocandolo, pero le era inevitable. Su quizas efímero amor por Naruto le impedía alejarse, aun sabiendo que si desarrollaba ese sentimiento sufriría. Porque tal vez la pareja eterna de Naruto no sería él.

-No te molestaré por lo que resta del día-Habló Sasuke-Pero pronto vendré a hacer la… entrevista.

Naruto asintió, un poco aturdido por el mágico ambiente que los envolvía. El adulto joven se levantó ordenando sus ropajes.

El sonido de las bisagras le indicó que Sasuke se había marchado, fue el momento preciso donde el mismo Naruto abofeteó su mejilla.

-No seas estúpido Naruto, deja de hacer eso-Se reprendió-No debes atarte a algo de este lugar.

Porque su desprecio seguía vivo y lo último que hace unos días deseaba era involucrarse con algún habitante, en especial con un Uchiha.

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